¿Recuerdas dónde estabas y cómo te sentiste cuando menstruaste por primera vez? ¿Sabías qué hacer o fue un momento de miedo, de confusión, de sorpresa?

Para muchas, la llegada de la primera regla —conocida como menarquia— no fue una experiencia informada, sino un momento marcado por  el susto, el silencio y la vergüenza. La falta de educación menstrual sigue marcando este momento clave en la vida de niñas y adolescentes.

A diferencia del Día Mundial de la Higiene Menstrual, que se celebra cada 28 de mayo para visibilizar la pobreza menstrual, existe una nueva iniciativa que busca que la ONU declare el 28 de octubre como el Día Mundial de la Menarquia. La propuesta, impulsada por activistas y educadoras menstruales, busca cambiar la manera en que entendemos y acompañamos este proceso.

¿Por qué un Día Mundial sobre la Menarquia?

La petición en Change.org, promovida por la Escuela de Educación Menstrual Emancipada junto con Sintonía Lunar, La Menstruoteca y Princesas Menstruantes, plantea dos grandes objetivos:

Visibilizar las violencias que enfrentan las niñas a partir de su primera menstruación.

Cambiar los sentidos y significados en torno a este acontecimiento vital.

Las impulsoras proponen una educación menstrual emancipadora: una que no esté atravesada por intereses comerciales ni reducida a discursos de higiene, sino que ponga al centro la dignidad, los derechos y la justicia.

Porque la educación menstrual no es solo hablar de sangre o toallas sanitarias: es ofrecer información sobre el ciclo, la salud y los derechos. Es un proceso de aprendizaje que permite vivir la menstruación con autonomía y sin miedo. Aquí puedes firmar la petición

Además, las colectivas proponen celebrar la Semana de la Menarquia, que se llevará a cabo del 25 al 31 de octubre de forma virtual. 

Durante esos días se realizarán conversatorios y espacios de diálogo con la participación de niñas, adolescentes y educadoras de distintos países de América Latina, quienes compartirán experiencias y reflexiones sobre la menstruación desde una mirada de derechos, saberes comunitarios y autocuidado. 

Esta iniciativa busca tejer redes regionales para resignificar la primera menstruación como un momento de aprendizaje y acompañamiento colectivo.

 

Qué es la menarquia y por qué importa hablar de ella

La menarquia es la primera menstruación, un proceso biológico que marca la transición de la infancia a la adolescencia. Según el Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México (Copred), suele presentarse entre los nueve y los quince años, con un promedio de los doce.

La Primera Encuesta Nacional de Gestión Menstrual, realizada en 2022 por UNICEF, Essity y Menstruación Digna México, confirma este rango: la mayoría de las encuestadas tuvo su primera menstruación entre los 12 y 15 años.

Pero más allá de la biología, la realidad es que la mayoría llega a ese momento sin información suficiente.

  • El 69% de las adolescentes y personas menstruantes tuvo poca o ninguna información sobre lo que le ocurría.
  • En la Ciudad de México, el 65% de las mujeres asegura que no creció con una fuente de información confiable para manejar la menstruación.
  • Solo el 16% de las niñas y adolescentes tiene conocimientos precisos sobre el tema, de acuerdo con UNICEF.
  • Apenas el 5% de los padres habla con sus hijas sobre la menstruación.

Y, en general, siete de cada diez encuestadas dicen que su mamá fue la primera persona con quien hablaron del tema.

Estos datos revelan lo que ya intuimos: menstruar por primera vez suele ser una experiencia solitaria.

Narrativas que duelen

Durante siglos, la menstruación ha estado rodeada de mitos, silencios y estigmas.

Expresiones como “ya se hizo mujer”, “ya enfermó la niña” o “ya eres una señorita” no solo marcan un cambio biológico: también cargan un peso social que sexualiza y limita.

Como explica la activista Carolina Ramírez cuando una niña menstrua, la sociedad le otorga el estatus de “mujer sexuada”, reduciendo su cuerpo a la capacidad reproductiva. En contextos misóginos, esto convierte la menarquia en un momento de riesgo.

A partir de ahí, muchas niñas enfrentan violencias específicas:

  • La falta de información y educación menstrual.
  • El ausentismo escolar: el 47% de las mujeres y personas menstruantes ha faltado a la escuela por menstruar, y el 43% de las niñas y adolescentes en México prefiere quedarse en casa durante esos días.
  • La disminución de la participación social.
  • Violencia sexual y matrimonios forzados.

Hablar de menstruación no es hablar solo de biología: es hablar de salud menstrual, entendida como un estado de bienestar físico, mental y social. Reconocerla como parte de la salud integral es también reconocer derechos: el derecho a la información, a la educación, a la salud y a una vida libre de violencia.

Por eso, impulsar un Día Mundial de la Menarquia es más que una fecha simbólica.

Es una manera de decirle a las niñas y adolescentes que su cuerpo no es motivo de vergüenza, sino de conocimiento y poder.