Somos el país número uno en abuso sexual infantil, con 5.4 millones de niños y niñas son víctimas de este delito cada año, de acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Esta cifra es desgarradora y es indispensable generar una conciencia colectiva en donde podamos hacer políticas públicas para prevenirlo, dice Dafna Viniegra en entrevista con La Cadera de Eva.

Dafna Viniegra decidió narrar su historia en el libro Sanar para Crecer y Trascender (Aguilar, 2024) y así compartir las herramientas que a ella le funcionaron para aliviar las heridas que quedaron en ella tras ser víctima de abuso. Dafna también es cofundadora de Infancia Libre de Abuso Sexual (ILAS), desde donde promueve la prevención y el cuidado de las infancias contra el abuso sexual infantil.

En su libro explica que el abuso sexual infantil es un problema de adultos: “No es un problema de infancias que se tiene que dibujar con cómics y con dibujitos amables. Es una cosa que se tiene que encarar, adultos con adultos”, explicó. 

La estructura del libro “Sanar para crecer y trascender” recuerda a un diario personal, ¿qué te motivó a publicarlo de esta manera?

Realmente lo que está publicado es el diario de mi catarsis literaria, que yo me vi en la necesidad de hacer para poder vivir un poquito más presente, no vivir tanto en el pasado. 

¿Escribir “Sanar para crecer y trascender” fue un proceso terapéutico?, ¿Te lo recomendó alguien o decidiste publicarlo por tu cuenta?

No, pues no, la publicación fue después de que estaba escrito. Todo el mundo me animaba, me decían: “publicalo, publicalo, a muchísima gente le va a funcionar”. Pero en un inicio fue un ejercicio terapéutico para mí, para poder acomodar el corazón, después de conocer los traumas que me estaban generando los abusos sexuales en la infancia. 

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¿Cómo recomiendas lidiar con estas heridas y con las secuelas del abuso infantil? 

Lo primero es darte el espacio de conocerte, de saberte lastimada y desde ahí entender que tenemos la capacidad de sanar y de vivir presentes siempre y cuando lo decidamos. Porque creo yo que es una cosa que se tiene que decidir, que tienes que estar segura de querer hacerlo y de meterte en todos esos lados oscuros y dolorosos que puede ser el proceso. 

¿Qué herramientas le ayudaron a canalizar estas secuelas de abuso infantil?

En el libro describo todas las terapias alternativas a las que me metí, probé de todo, hasta ayunos de siete días, con tal de llegar a esos estados alterados de conciencia donde puedes dejar de verte a ti en el momento del sufrimiento y como víctima para aprender a reconocerte lastimada. Pero muchísimos desde ayunos, temazcales, obsidiana, piedras, flores de barro, ahora sí que pasé por todo. 

¿Qué consejos y recomendaciones le darías a los familiares de los menores para prevenir el abuso sexual o psicológico? 

Los consejos para prevenir el abuso es que los familiares deben estar presentes, tener una maternidad y una paternidad presente. No solamente porque está tu presencia física sino estar completamente involucrado con tus hijos.

Generar medios de comunicación bien abiertos, poner reglas de casa, promover toda esta parte de la comunicación entorno al sexo que no sea un tabú, que se hable tal y como es, porque el no mencionarlo o hablarlo bajito, esto solamente genera este morbo y esta como incertidumbre. 

Entre más lo hablemos con nuestros hijos, entre más les contemos las cosas como son, obviamente para su edad y para su forma, pero se les hable más directo, es una forma de prevenirlo. 

¿Qué otros actores de la sociedad ayudan a prevenir el abuso y cuidar a las infancias?

Debería de estar toda la sociedad, porque este problema es un problema social, no es un problema familiar, ni es de los niños, es un problema social y lo tenemos que atender los adultos como es, porque es un problema de adultos

Que existan centros de denuncia en donde los niños y los familiares tengan una atención terapéutica especializada, bien llevada, que no se revictimice a los niños, que no se les exponga a sus violentadores. 

Necesitamos hacer mucho y lo primero que necesitamos hacer es dejar de guardar silencio y dejar de hacer como que no pasa. 

Mencionas que el abuso infantil es un problema de los adultos, ¿por qué?

Es imposible que los niños sean responsables de cuidarse, de protegerse, de correr, de denunciar y de estar conscientes y presentes en todos los momentos en donde sean ellos posibles víctimas.

Estamos enfocando todos nuestros esfuerzos para que ellos puedan defenderse, puedan huir, puedan reaccionar. Pero no es un problema de niños, es un problema de adultos con adultos que tenemos que resolver.

En mi asociación, estamos generando una línea de atención a actores, adolescentes y adultos en riesgo de convertirse en abusadores. Les vamos a proporcionar terapia de escucha, terapia de contención, los vamos a direccionar con especialistas para que se puedan atender y así no actúen, porque está bien estudiado que todas las personas que tienen un deseo por un cuerpo infante vienen de lastimaduras en la infancia, que no tienen conocidas ni reconocidas y mucho menos sanadas. Si empezamos a tratar la raíz del problema, pues es evidente que va a haber menos problemas a futuro. 

Y los espectadores son todos estos adultos que no tenemos las herramientas para poder hablar temas incómodos, como por ejemplo, “no me gusta cómo el profesor de gimnasia trata a las alumnas, creo que es demasiado confianzudo y no sé cómo hablar con él para que no se sienta ofendido”. Ahí solamente estábamos protegiendo al posible abusador y dejando vulnerables a todas las niñas.

“O no me gusta cómo mi tío abraza a mis hijos cada vez que llegamos a comer, o no entiendo por qué mi hija se pone tan nerviosa cada vez que mi suegro la abraza”, ¿por qué no nos atrevemos como adultos a tener estas pláticas con los adultos para que no pase el abuso sexual?

¿Cuáles son los comportamientos que los infantes presentan y que ayudan a detectar el abuso sexual infantil?

Que se pongan muy nerviosas con algún adulto con el que normalmente no se ponían, y después que ya no quieran acercársele, que se pongan serios, que cambien su actitud, que de pronto sean muy felices, se vuelvan introspectivos, o de pronto sean introspectivos, que ahora sea como todo un despliegue de carnaval para que los volteen a ver.

Si te llegan a contar algo, siempre creerles, basta ya de desmentir a la víctima. De pronto parece que ahorita en este momento de sociedad hacemos todo para desmentir a la víctima y liberar al posible abusador, y esto no puede ser. Con los números que tenemos, o sea, estamos haciéndolo al revés. 

¿Qué consejos le daría a las víctimas para socializar y posteriormente denunciar los abusos que viven? 

Yo no soy pedagoga y no te podría dar consejos para los niños, pero para los adultos que han vivido algún abuso sexual en su infancia, y que no se han atrevido a hablarlo, y que lo llevan cargando ellos solos, llevan cargando la culpa, la ansiedad, y no sentirse suficiente…

Que se den la oportunidad de reconocerse lastimados, que me lean, porque es muy posiblemente que se encuentren dentro de este libro, y desde ahí, intentar sanar el corazón, porque el vivir con máscaras, o creyendo que tenemos que guardar silencio, no sirve, porque todo tarde o temprano se desborda, y si no se desborda en nosotros, se desborda en los que cuidamos, y tus hijos tarde o temprano empiezan a imitar tus actitudes de víctima, se empiezan a comportar como tú. 

¿Realmente se llega a una sanación después de todos los procesos, de todas las heridas que tiene una persona? 

Depende de cómo tengas tú estipulado lo que es una sanación. Para mí, esa parte de sanar, es saber reconocer el presente y ya no vivir en el pasado.

Tener herramientas para poderme contener en los momentos en los que llegan los recuerdos, el autosabotaje, la culpa… Por lo menos ya me puedo dar cuenta de qué es lo que me pasa y cómo contenerlo, porque definitivamente el abuso sexual infantil es como si fuera un traje hecho a la medida que va creciendo contigo.

Va evolucionando en todas tus etapas de la vida. Cuando eres adolescente se representa de una forma, cuando eres adulto se representa de otra, cuando te vuelves padre se te presenta de otra. 

Hay que irlo trabajando siempre todo el tiempo ahí. Dejar de luchar con que se vaya, dejar de luchar con que desaparezca, eso lo intenté por mucho tiempo y no funciona.

Sí se puede dejar de vivir con culpa y creyendo que no somos suficientes. Sí se puede. Es un trabajo diario y de todos los días, pero sí se logra.